Ismael Cala, es quizás uno de los latinos con mayor reconocimiento en los Estados Unidos, desde muy joven, demostró que sus habilidades para comunicar y para emprender, serán sus principales herramientas para consolidarse en el lugar donde está hoy en día. Pese a su trayectoria en medios de comunicación de Cuba, tuvo que empezar de cero haciendo lo que muchas personas de América Latina hacen en búsqueda de sus sueños, salir de su país para radicarse en otro. Canadá y luego los Estados Unidos, fueron sus destinos para volver a empezar. Luego de un amplio trasegar, con muchas anécdotas y aventuras desde lo profesional y muchas lecciones de vida donde siempre demostró humildad, hoy este cubano comparte con ROSTROS MAGAZINE algunas de sus más recordadas vivencias.
Ismael, bienvenido a Hola tu Revista, y cuéntenos ¿cómo fue su infancia en Santiago de Cuba, entendemos que desde niño ya había incursionado en radio?
Un día cuando tenía 8 años, mi entrañable maestra Nilda G. Alemán a quien siempre estaré eternamente agradecido por todo lo que me enseñó y por las oportunidades que me brindó, fue hasta mi salón de clases a buscar voluntarios que quisieran participar en un programa de radio.
Imagínate, yo que hasta ese momento era bastante inseguro de mostrarme hablando frente a nadie, ese día tomé una decisión que marcó mi vida: levanté la mano y pasé al frente.
Ese simple gesto, se convirtió en el primer paso de los miles que he dado en mis más de 40 años de carrera como comunicador.
Antes de llegar a Estados Unidos, ¿cómo fue su vida, ¿qué recuerda de esos años en su país?
Esos años fueron de mucho contraste. Por un lado, recuerdo mucha escasez y carencias materiales.
Seguramente el hecho de venir de un país en donde la mentalidad de escasez se ha convertido en una forma de sobrevivencia (y también el hecho de no haber tenido referentes de abundancia en los primeros 30 años de mi vida) fueron circunstancia que me marcaron de una forma innegable.
Al mismo tiempo esos años son la mejor muestra de amor familiar y calor de hogar, que si bien he tratado de recrearlo ahora que mi realidad es otra, siempre es difícil de conseguir.
¿Cómo fue su experiencia, a qué edad salió de Cuba, a dónde llega y cómo empieza esa búsqueda de sus sueños?
Fíjate que yo al salir de Cuba no llegué directo a Estados Unidos. Primero llegué a Canadá, específicamente a Toronto.
Quisiera decirte que la búsqueda de mis sueños fue fácil pero no fue así. Comencé trabajando de mesero gracias a un amigo dominicano que me dio la oportunidad. No sabía el idioma. Vivía en una habitación sin ningún mueble, dormí en la alfombra por semanas. Lo fui equipando con cosas que conseguía de la basura o que otros desechaban y así. No es una historia diferente a la de muchos migrantes que comienzan desde cero y aunque ya yo tenía una carrera en Cuba como comunicador (incluso en la televisión de allá), me tocó trabajar el ego y entender que tenía que volver a empezar.
Hoy miro atrás y siento que todo eso valió el esfuerzo.
Cuando ya llega acá (Estados Unidos) ¿Cómo es el proceso para abrirse camino para ejercer el periodismo?
Lo primero fue aprender el idioma porque yo no hablaba inglés y si quería estudiar tenía que dominar el idioma. Así hice, con los años me inscribí en la universidad para estudiar Comunicación. Luego vendría la oportunidad de cubrir la visita del Papa Juan Pablo II a manera de corresponsal y gustó tanto que me llamaron para hacer unas pasantías en CNN en Atlanta. Luego seguí trabajando allí hasta que me propusieron tener mi propio programa de entrevistas en ese mismo canal. Lo demás es historia.
¿Qué fue lo que más le costó al llegar a este país?
Entender que era un sistema totalmente diferente al del país de donde vengo desde todo punto de vista pero especialmente el cultural. Yo siempre cuento que, al comienzo, yo le hablaba a las personas en Canadá y ellas mantenía una distancia de dos metros o seis pies (ellos ya hacían el distanciamiento social que ahora tenemos por la pandemia (risas). Esa fue una de las cosas que más me costó asimilar.
Además del rol en el que lo conocemos como presentador y conferencista, ¿qué otros talentos tiene o qué le gusta hacer?
Con el tiempo he aprendido a entender que nuestras habilidades, dones o talentos son regalos de Dios que se van manifestando en nosotros de muy diversas formas pero manteniendo su esencia. Es decir, a mí siempre me ha apasionado comunicar. En mi infancia lo hice a través de la radio. Luego fue a través de una pantalla de televisión, hoy lo hago desde un escenario y con conferencias, ahora lo he vuelto a hacer a través de una pantalla pero de forma online y mañana no sé qué me depare el futuro. Pero si te das cuenta, siempre ha sido el mismo ikigai o propósito de comunicar y compartir lo que he aprendido.
Bueno sabemos también sobre su apuesta social, a través de una fundación que busca apoyar a los niños y jóvenes de América Latina, ¿Siente que ha tenido logros importantes con esto?
Desde la Fundación Ismael Cala apostamos a su desarrollo integral y para ello promovemos programas de liderazgo emocional, orientación vocacional y educación para niños adolescentes y jóvenes hispanos en situación de vulnerabilidad en América Latina y el Caribe así como en Estados Unidos; y trabando en alianzas hemos tenido unos logros muy importantes, como por ejemplo desarrollar nuestro programa de inteligencia emocional El Vuelo de la Cometa en Guatemala para más de 470 adolescentes y jóvenes y más de 30 maestros; y que actualmente estamos desarrollando en Colombia para más de 500 adolescentes y República Dominicana por comenzar muy pronto. Además, con el programa de becas hemos otorgado 479 becas en 12 países a través de 22 concursos.
Resultados como estos nos motivan a continuar trabajando por una “Educación de Calidad” como lo indica el objetivo de desarrollo sostenible N° 4, y siempre trabajando en alianzas virtuosas, que demuestran que Juntos somos más.
¿Qué mensaje le gustaría entregar hoy a todas esas personas que como usted llegan acá en búsqueda de un sueño?
Que disfruten el camino mientras llegan a su destino porque eso es la vida. A veces nos afanamos en pensar en lo que nos falta y no nos damos cuenta o nos olvidamos de cuánto hemos logrado hasta ahora. Ese gran sueño (que siempre debemos tenerlo porque de allí sacaremos la energía para alcanzarlo), no es más importante que todo lo que tengamos que hacer, saber y ser mientras lo logramos. Y si no lo logramos aún, es una aventura que siempre nos dejará grandes enseñanzas.
¿Qué es lo que más extraña de Cuba?
A mis afectos, muchos de los cuales ya han trascendido pero que no dejo de extrañarlos. Tuve que despedir a mi padre y a mi abuela desde el exilio. Ese dolor es difícil extirparlo, pero se consigue con mucha meditación y perdón. Extraño a muchos amigos que dejé y extraño mas de 15 años que estuve sin Cuba mientras no podía volver ya que no me dejaban entrar por razones políticas.
¿La colonia de cubanos en este país es grande, que lugar recomendaría visitar acá en los Estados Unidos que logre identificar a Cuba?
En Miami, la Pequeña Habana, con sus paseos de las Estrellas, la plaza del dominó y sus muchos restaurantes donde además de comer se reúnen los cubanos a tomar café y conversar en la ventanilla.
Otro paseo icónico del que viene el sur de la Florida es visitar Key West, que está muy unido a la historia de Cuba con el museo de Hemingway y monumento a las 90 millas de distancia que hay hasta Cuba desde el punto continental más al sur de USA.
Aunque te digo que el mejor lugar para degustar comida cubana es en casa de mi madre Tania que cocina divino. Mis platos favoritos son el quimbombó y los chicharos (arvejas).
¿En ese rol que asumió como conferencista, cuál es el mensaje que quiere trasmitirles a las personas?
Principalmente, que se puede estar bien a pesar de las circunstancias. Que si no están conformes por como están viviendo, siempre pueden hacer los ajustes necesarios para encontrar paz, aquí y ahora.
¿Cuál consejo les daría a las personas que están leyendo este artículo para que puedan emprender o lograr sus sueños acá en este país?
Las tres P que describo a detalle en mi libro Un hijo de P… Pasión: amar lo que haces cada día (lo pequeño y lo grande por igual), Paciencia: porque nadie logra lo que quiere de un día para otro y en estos días leí algo sobre la paciencia que me encantó; “Paciencia no es saber esperar sino cómo nos comportamos mientras esperamos”. Por último, Perseverancia: Insistir, persistir y nunca desistir.
Finalmente, agradecer todo, lo bueno, lo malo, lo que sucede y lo que no sucede porque aunque hoy no lo entendamos luego los puntos se van a unir y todo va a cobrar sentido de una forma perfecta.
¿Cuál cree que es el aporte que un latino le puede dar a los medios norteamericanos?
Tenemos la capacidad para ser flexibles y adaptarnos como el bambú. Especialmente si venimos de países en los que no hay muchos recursos para hacer las cosas, eso hace que seamos altamente creativos y con una gran capacidad de resolver problemas. Creo que eso nos distingue a donde quiera que vamos.
¿Qué tan complicado es llegar al nivel profesional donde está hoy en día?
Siempre digo que me considero una persona bastante promedio pero para responder a tu pregunta, diría que más que complicado es necesario saber adaptarse y confiar en el proceso. Adaptarse no significa dejar de ser fiel a tu esencia ni mucho menos, es saber que cada cabeza es un mundo y que logras mucho más practicando la empatía que siendo rígido o inflexible en tus convicciones. Por supuesto que va a haber cosas elementales que se van a convertir en tus “no negociables” pero debes aprender a elegir tus batallas. Al final poder preguntarte ¿qué prefieres, ser feliz o tener la razón?
¿Cree que los periodistas latinos se pueden adaptar fácilmente al formato de medios Norteamericanos?
Eso depende de cada persona y de la carrera o trayectoria que ya traiga de su país de origen. No es igual una persona que solo estudio en la universidad pero que nunca ejerció en los medios de su país a otra persona que tiene muchos años ejerciendo y alcanzando altas posiciones o siendo ancla de un programa de TV nacional en vivo y que luego tiene que volver a salir al campo a reportar.
Siempre hay sus diferencias pero los principios son los mismos: “Las opiniones son libres, los hechos son sagrados”.
¿En General siente que los latinos se adaptan fácilmente a este país?
De nuevo, depende de cada quien. Cuando mi mamá se vino de Cuba a USA yo fui muy claro con ella. Le dije que tenía que aprender a manejar, que aquí era otra cultura, que no iba a pretender venir aquí a vivir en un “ghetto” porque sabía que el contraste iba a ser fuerte. Y fíjate que ella se vino casi a sus 60 años, pero se adaptó muy bien. Aprendió a manejar, hizo su grupo de amigas para socializar pero también de alguna manera se ha integrado. Si ella lo pudo hacer, creo que cualquier persona puede lograrlo.
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